lunes, 19 de mayo de 2014

Temario para examen semestral de Ética y valores II

1. Saber científico y saber narrativo
2. Tecnociencia

pp. 23, 41; apuntes

3. Avances de la tecnología médica
a) Eugenesia
b) Reproducción asistida
c) Células madre
4. Bioética
5. Caso Tuskegee, Código de Nuremberg y Declaración de Hawaii
6. Suicidio asistido y eutanasia

pp. 54-58, 60-66, 70-75; apuntes; blog.
7. Estilo de vida y consumo
8. Dinámica poblacional
9. Consumismo
10. Ecología y ambiente
11. Desarrollo sostenible
12. Pobreza

pp. 102-104, 112, 126-130, 133-134, 138-140; apuntes

13. Comunidad, usos y costumbres*
14. Egoísmo, altruismo e individualismo
15. Amor y solidaridad*
16. Odio y violencia*
17. Teorías sobre el bien y la buena vida
a) Socrátes y el Eudemonismo
b) Epicuro y el Hedonismo
c) Séneca y el Naturalismo
d) Kant y el Formalismo
e) Mill y el Utilitarismo
18. Crisis económica
19. Violencia social*
20. Dignidad

pp. 170-172, 176-184, 193-199, 204-205, 211-220; apuntes; *textos de participación

BLOQUE 1
BLOQUE 2
BLOQUE 3
BLOQUE 4

NOTAS FINALES
1. Deberás estudiar conceptos y la aplicación de los mismos; recuerda que las respuestas de sentido común no tienen validez académica.
2. Utiliza los exámenes previos como material de estudio.
3. Lleva al examen pluma azul o negra y corrector.
4. Llega puntual para que aproveches el tiempo.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Amar a madrazos (extracto). Participación 8


El puño de Ricardo impactó en su cabeza. Sintió como si le clavaran agujas en el cráneo y perdió el sonido. Sólo un zumbido llegaba a sus oídos. Cuando cayó al suelo, fuedemasiado tarde. Ya no hubo manera de evitar la tortura. Ricardo se trepó como anfibio a su cuerpo y siguió golpeándola sin descanso. Durante 10 minutos fue su costal de entrenamiento. No era ajeno al deporte de los puños.
Ricardo boxeaba en el gimnasio del Deportivo Margarita Maza de Juárez, ubicado en Vallejo, al norte de la ciudad de México.
Esa noche Erika, quien pidió que se le identificara con ese nombre por proteger su integridad, vio a un Ricardo irreconocible, lleno de furia. Su novio desde los 16 años no quiso escuchar sus gritos, los mismos que despertaron la curiosidad de los vecinos. Todos en el edificio se enteraron de la golpiza. Ricardo se cansó de pegarle en el cuerpo y se incorporó para patearle las costillas. Le sacó el aire, no
podía respirar.
–Espérame, espérame –trataba de tener un respiro.
–¡Cállate! Ya ves lo que te pasa por no obedecer rápido.

Ricardo perdió el control porque Erika no fue a comprar la leche deslactosada que quería mientras veían una de las recientes películas de Woody Allen: Amor y muerte.
¿Qué tan fuerte puede ser el amor por una persona?, dice el slogan de la comedia.
Estaban, como casi todos los fines de semana, en el departamento de Ricardo. Erika se quedaba a dormir ahí cuando su suegra se ausentaba. Eran las nueve de la noche del 26 de abril del 2008. Erika le dijo que en los comerciales iría a la tienda por su leche. La puerta estaba cerrada y no encontraba las llaves, las buscó un par de minuto.
Ricardo se le quedó viendo fijamente:
–Ya ve a comprar la leche, chingá, te ando esperando.
–Ya voy, pero no tengo las llaves para salir, la puerta está cerrada.
Erika pensó que le iba a prestar las suyas y él siguió aumentando el tono de su voz:
–¡Entonces no vas a ir o qué, estúpida!
Llegó la furia.
Duraron 10 minutos los gritos y ruidos traspasaron los muros del departamento. Erika se levantó del suelo como pudo ante la colérica mirada de Ricardo y salió corriendo en medio de rumores de los vecinos. La pena de vivir esa escena le dio fuerzas para llegar a su casa, a unas a pocas cuadras de distancia. El dolor le hizo ver las estrellas de una noche fría en la colonia El Arbolillo, donde se levanta
el temible Reclusorio Norte.
Durante los días siguientes no supo qué hacer. Estaba en shock. Ricardo nunca la había tratado así. En su noviazgo había celos, discusiones, empujones cuando se enojaban, pero esa noche la trató como un perro.
–¿Cómo conociste a Ricardo?
Responde Erika, cuyo testimonio se consiguió con la ayuda del Instituto de la Juventud del Gobierno del DF:
–Desde la secundaria siempre me buscó. Éramos vecinos de la colonia. Él me defendía de las bromas de los chicos de la cuadra o de la escuela. Era una experiencia nueva para mí. Luego fuimos novios formales cuando yo iba en la Preparatoria 9 y él en el Colegio de Bachilleres 1, el que está en está en El Rosario.
Tres días después de la golpiza Erika acudió a la Agencia del Ministerio Público 21 de la delegación Gustavo A. Madero para denunciar lo que vivió. Un hombre de bigote negro, con la camisa arremangada, le dijo con una honestidad sorprendente.
–¿De verdad quiere que se le dé seguimiento, señorita?
–Claro que sí –contestó indignada
–Pase entonces con el médico legista para que tome nota.
El médico le dijo al terminar la revisión que no se le veían los golpes, que se trataba de un invento.
–Pero me duelen mucho la cabeza y las costillas. Al caminar siento dolor…
–No tienes nada, no se te ve ningún golpe. ¿Por qué no viniste el mismo día?
–Es que me duele mucho, doctor. No vine rápido porque tenía miedo, no sabía qué hacer.
El médico reportó que Erika no tenía ninguna lesión física. La investigación se quedó en el papel. Por supuesto, el doctor no iba encontrar nada. Ricardo entrenaba box desde que iba al Bachilleres y sabía cómo pegar, en qué partes del cuerpo podía maltratar sin dejar huellas. Ese día Erika ya no regresó con él. En ese momento dijo “ya no más golpes”. Cada vez que le pegaba, sentía rabia, aunque reconoce que las palizas no eran frecuentes. En los casi 10 años de noviazgo fueron seis las ocasiones en las que Ricardo la agredió. Al principio, Erika trataba de defenderse, de responderle los golpes, no quería que se fuera limpio. Pero no hay comparación entre los golpes de un hombre y una mujer.
La rutina de Erika por muchos años fue soportar la humillación, salir del departamento de Ricardo y encerrarse en su cuarto por varias horas.
Su escape era acudir por las mañanas a estudiar sociología en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM. Su familia y sus amigos nunca supieron por lo que pasaba.
Hasta la fecha ha guardado silencio.
Por pena. “¿Qué van a pensar de mí, una universitaria que deja que le peguen?”.
–¿Por qué te esperaste hasta la sexta golpiza?
–Estaba muy enamorada. Sólo he tenido un novio en mi vida. Ahora estoy viendo si funciona con alguien pero en esos momentos era antisocial, sólo vivía para él. Se fue acabando el amor poco a poco. Desde antes de que fuera mi novio tenía la imagen de violento en la colonia, se peleaba mucho, tiene un carácter explosivo, busca muchas broncas. Busca solucionar los problemas a golpes, no le importa con quién esté.
Un año antes de la golpiza que la llevó a intentar denunciar, Erika ya había tenido una prueba de lo que era su noviazgo, aunque en ese momento no lo pudo ver.
En enero del 2007, asesinaron a su primo favorito. El mundo se le vino encima. Estaba muy deprimida, lloraba casi todos los días. Guardó luto total en su casa. Una semana después fue a buscar a Ricardo,
quería contarle lo mal que la trataban las horas. Pero lo encontró enojado, con más dudas sobre ella. Ricardo pensó que le era infiel. Los celos ya eran enfermos.
–Piensa las cosas, Erika, piensa bien lo que andas haciendo.
–Yo no estoy haciendo nada malo.
–Pues si no quieres vivir por lo de tu primito, ahí están las pastillas que le recetan a mi hermano del psiquiátrico. Las pastillas eran rivotril. Ricardo la agarró en un salto mortal. Erika se sentía muy frágil. Pensaba “es verdad, la vida no tiene sentido para mí”. Así que se tomó una pastilla, se tragó otra y nada. A la tercera, Ricardo alcanzó a decir: “No, ya cálmate, ya estuvo”. Pocos minutos después, él salió del departamento. Y ella aprovechó para tomarse el resto de las pastillas del paquete. En total
se tomó las seis. No tardó mucho en sentirse mareada, con mucho sueño, no recuerda casi nada. Sólo que estaba en el asiento trasero del auto de su padre rumbo a la sala de emergencias de la clínica 24 del IMSS. Escuchaba algunas voces pero no veía nada. Pensaba que era el final. No sentía su cuerpo, escuchaba el ruido de 100 tambores encargados de ahuyentar los demonios de su existencia. Erika recuerda como una ráfaga la pregunta del doctor que le realizó un lavado estomacal:
–¿Por qué te tomaste las pastillas? Estuviste a nada de dejarnos…
El doctor nada más escuchó un “porque quise”.
–¿Cómo era despertar y ver a Ricardo por las tardes, los fines de semana, en su tiempo de novios?
–Yo me levantaba sin ganas de vivir. Otro día quizá de golpes, más de lo mismo. Otro día de amor loco.
–Cómo te sientes ahora…
– Estoy contenta porque ya terminé mi carrera, ahora estoy realizando mis prácticas profesionales en el Injuve. Me siento más tranquila gracias a la ayuda del psicólogo. Antes tenía necesidad de estar con él, pero ya pasaron las etapas: de necesitarlo a odiarlo… A mis 26 años sé que no quiero regresar. Aprendí que los celos siempre te llevan a la violencia, pero me di cuenta demasiado tarde.
*****
En los últimos tres meses de 2007 el Instituto Mexicano de la Juventud realizó la Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo 2007, con la ayuda del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). Se entrevistó a más de 7 millones 100 mil jóvenes solteros de entre 15 y 24 años que habían tenido relaciones de noviazgo en ese año.
Los resultados no fueron alentadores:
• 15% de los jóvenes entrevistados (poco más de un millón) han experimentado algún incidente de violencia física en sus relaciones de noviazgo.
• 76% han sido víctimas de violencia psicológica.
• Del total de los entrevistados que han sido víctimas de violencia sexual, dos terceras partes son
mujeres.
• En cuanto a antecedentes de violencia intrafamiliar, lo que podría explicar la idea de que la violencia
es un ejercicio natural para resolver conflictos, 21.3% de los jóvenes declaró que en su casa había insultos. Cerca de 10 por ciento declara que un sus hogares hubo golpes.
• Los resultados de la encuesta muestran que existe una relación entre las adicciones al tabaco, alcohol u otro tipo de drogas con las conductas violentas.
• Los jóvenes demuestran tener conocimiento sobre los métodos anticonceptivos y las enfermedades de
transmisión sexual, pero no usan métodos anticonceptivos contagio de enfermedades de transmisión
y no usan la información para evitar el sexual.

Del Castillo, A. (2007). "Amar a madrazos". Emeequis. Obtenido de http://www.m-x.com.mx




Violencia social: si la violencia genera más violencia ¿el perdón es la respuesta? (participación 8)

A convicted killer in Iran has been saved from public execution at the last possible moment, after the family of the victim decided to spare his life.

Balal Abdullah, now in his 20s, was found guilty of murdering Abdollah Hosseinzadeh during a fight in the street seven years ago when they were both 17. Abdollah’s mother and father, who have also lost an 11-year-old son to a motorbike accident, had repeatedly asked for Balal’s execution to be delayed until a final date was set for Tuesday this week. According to the “eye for an eye” ruling of qisas, the sharia law of retribution, the victim’s family were to take an active role in the punishment of their son’s killer – it was expected that they would push away the chair on which he stood.

 Screaming for his life, Balal was dragged out to the gallows by officials and had his head placed in the noose. Yet instead of sealing his fate, Abdollah’s mother slapped Balal’s face and then signalled her forgiveness. The victim’s father then removed the noose. The extraordinary scenes were captured in a series of photos released by the government-funded news agency Isna.

The victim's father, Abdolghani Hosseinzadeh, told the agency that his wife had had a dream three days earlier in which their son told her not to retaliate for his death. According to reports in the Guardian, he said they reconsidered Balal’s fate, and decided he did not deliberately try to kill their son. “Abdollah was taking a stroll in the bazaar with his friends when Balal shoved him,” he said. “Abdollah was offended and kicked him but at this time the murderer took an ordinary kitchen knife out of his socks.” He added that Balal was “inexperienced and didn't know how to handle a knife… he was naïve”. Balal has now been returned to jail – the system of qisas gives victims’ families control over the administering of death penalties, not prison sentences.

Serie de fotos: http://isna.ir/fa/imageReport/93012610549/روایت-یک-بخشش