Participación:
a. ¿Qué motivó a estos hombres a ayudar en el rescate?
b. ¿Por qué no fueron reconocidos por la sociedad? ¿Qué valores de la sociedad mexicana están implícitos en esta situación?
c. ¿Pueden ser considerados héroes? Argumenta
Los héroes olvidados de la guardería ABC
Ese día nos encontrábamos aquí por el arroyo, debajo de un árbol,
cuando de repente comenzamos a ver un humaredón que se soltó hacia la
gasolinera. Entonces nosotros pensamos que era la llantera, porque ahí
está una llantera grande, y corrimos todos y ya cuando llegamos pues
vamos viendo que era la guardería. Y yo lo que hice pues me metí, me
metí sin pensarla. Íbamos como 3 morros: el José, el Negro y yo.
Entonces yo no la pensé y me metí pa’ dentro. Y entre el humaredón y
todo ese jale me devolví pa’trás porque estaba muy oscuro adentro. No
veía nada. Entonces dos polecías que andaban ahí me dieron dos lámparas
, me quité la camiseta, me la puse en las narices y me dejé ir otra
vez pa’ dentro, pa’l llamaradón. Y ya comencé a aluzar hasta que vi
una niña que estaba sentadita en una esquina, con los bracitos así
encogiditos y el pelito recogido. No se le quemó el pelito. Y yo dije
“¿Será niña o será muñeca?”… porque parecía una muñequita, la piel como
de plástico, así amarilla…
cuando de repente comenzamos a ver un humaredón que se soltó hacia la
gasolinera. Entonces nosotros pensamos que era la llantera, porque ahí
está una llantera grande, y corrimos todos y ya cuando llegamos pues
vamos viendo que era la guardería. Y yo lo que hice pues me metí, me
metí sin pensarla. Íbamos como 3 morros: el José, el Negro y yo.
Entonces yo no la pensé y me metí pa’ dentro. Y entre el humaredón y
todo ese jale me devolví pa’trás porque estaba muy oscuro adentro. No
veía nada. Entonces dos polecías que andaban ahí me dieron dos lámparas
, me quité la camiseta, me la puse en las narices y me dejé ir otra
vez pa’ dentro, pa’l llamaradón. Y ya comencé a aluzar hasta que vi
una niña que estaba sentadita en una esquina, con los bracitos así
encogiditos y el pelito recogido. No se le quemó el pelito. Y yo dije
“¿Será niña o será muñeca?”… porque parecía una muñequita, la piel como
de plástico, así amarilla…
Es la voz de Juan López Trujillo, mejor conocido como El Cayetano. Un
tipo treintañero, ameno y sonriente que mira a lo lejos cuando hace
memoria. No es alto ni chaparro y lo que tiene de flaco lo tiene de
correoso. Vive en la colonia Y Griega y es uno de los varios que
arriesgaron el cuero el 5 de junio de 2009 en la Guardería ABC de
Hermosillo.
memoria. No es alto ni chaparro y lo que tiene de flaco lo tiene de
correoso. Vive en la colonia Y Griega y es uno de los varios que
arriesgaron el cuero el 5 de junio de 2009 en la Guardería ABC de
Hermosillo.
“¿Será o no será?” decía yo… Estaba entre sí y no, pues. Y lo que hice
pues que la quiero agarrar, la agarro de abajo de los sobaquitos así y
entonces sentí lo caliente y la dejé caer porque me quemé las manos.
Entonces lo que hice ¡pum! me quité la camiseta que traiba y la envolví,
la envolví y la agarré bocabajo y ahí voy pa’ fuera, pa’ la puerta.
Saqué a esa, iba viva ésa, el corazoncito le iba funcionando. Ya la
entregué afuera y me dejé ir otra vez pa’ dentro.
pues que la quiero agarrar, la agarro de abajo de los sobaquitos así y
entonces sentí lo caliente y la dejé caer porque me quemé las manos.
Entonces lo que hice ¡pum! me quité la camiseta que traiba y la envolví,
la envolví y la agarré bocabajo y ahí voy pa’ fuera, pa’ la puerta.
Saqué a esa, iba viva ésa, el corazoncito le iba funcionando. Ya la
entregué afuera y me dejé ir otra vez pa’ dentro.
Aquella tarde una llama de fuego llegó a la estancia infantil procedente
del almacén contiguo, perteneciente a la Secretaría de Finanzas del
Gobierno del Estado de Sonora. Ciento cincuenta infantes hacían la
siesta y en cuestión de minutos aquello se volvió una locura: 49 niños
fallecidos y 75 más con lesiones de por vida fue el saldo de la horrenda
tragedia. Los 700 mil habitantes de Hermosillo lloraron al tiempo que
clamaban justicia. La pregunta por qué y el lamento cómo pudo suceder
estaban en boca de todos. Intentando respondernos, se habló –se habla-
de corrupción y negligencia como las causas últimas del desastre.
Intentando consolarnos, aparecieron los héroes de toda tragedia.
del almacén contiguo, perteneciente a la Secretaría de Finanzas del
Gobierno del Estado de Sonora. Ciento cincuenta infantes hacían la
siesta y en cuestión de minutos aquello se volvió una locura: 49 niños
fallecidos y 75 más con lesiones de por vida fue el saldo de la horrenda
tragedia. Los 700 mil habitantes de Hermosillo lloraron al tiempo que
clamaban justicia. La pregunta por qué y el lamento cómo pudo suceder
estaban en boca de todos. Intentando respondernos, se habló –se habla-
de corrupción y negligencia como las causas últimas del desastre.
Intentando consolarnos, aparecieron los héroes de toda tragedia.
La mañana del 9 de junio, a cuatro días del evento que nos mantenía en
shock, revisaba la edición en línea de El Universal cuando topé unas
declaraciones que jalaron mi atención. Era la voz de un testigo al
momento de los rescates: “Un joven drogadicto ayudó a salvar a niños y
logró entrar a la guardería. Entró y sacaba y sacaba (niños) y al
final estaba muy cansado, se sentó en la calle. Nadie lo tomó en
cuenta, yo sí lo tomé en cuenta y lo conozco”. Dos líneas retuvo mi
cabeza: joven drogadicto y nadie lo tomó en cuenta. Qué raro, pensé,
todo mundo hablando del héroe de la camioneta y nadie de este camarada.
shock, revisaba la edición en línea de El Universal cuando topé unas
declaraciones que jalaron mi atención. Era la voz de un testigo al
momento de los rescates: “Un joven drogadicto ayudó a salvar a niños y
logró entrar a la guardería. Entró y sacaba y sacaba (niños) y al
final estaba muy cansado, se sentó en la calle. Nadie lo tomó en
cuenta, yo sí lo tomé en cuenta y lo conozco”. Dos líneas retuvo mi
cabeza: joven drogadicto y nadie lo tomó en cuenta. Qué raro, pensé,
todo mundo hablando del héroe de la camioneta y nadie de este camarada.
Y es que para entonces la noticia era Francisco López Villaescusa,
El Fran, el joven que oportuna y hábilmente estrellara su camioneta
contra la pared de la guardería para abrir dos grandes boquetes y con
ello agilizar los rescates. El resto era alguna nota perdida sobre
héroes anónimos y hasta ahí. Pero nada, ni de lejos, sobre ese valeroso
“joven drogadicto” que había puesto en riesgo su propia vida por salvar
la de los infantes. Por qué esta exclusión, me pregunté. ¿Será acaso
por su condición de usuario de drogas? ¿Habrá otros como él? ¿Quiénes
son, qué hicieron? ¿Qué pensarán de esta marginación hacia ellos? Con
el paso de los días estas preguntas se hicieron insoportables, había
que darles respuesta. La urgencia estaba marcada por la profusa
evidencia que cotidianamente ofrecían medios y calle: si se hablaba de
héroes se mencionaba casi exclusivamente a uno solo, el de la pick up.
¡¿Dónde diablos quedaban los demás?! Así que un mes después de la
tragedia me enfilé a la Colonia Y Griega, grabadora en mano.
El Fran, el joven que oportuna y hábilmente estrellara su camioneta
contra la pared de la guardería para abrir dos grandes boquetes y con
ello agilizar los rescates. El resto era alguna nota perdida sobre
héroes anónimos y hasta ahí. Pero nada, ni de lejos, sobre ese valeroso
“joven drogadicto” que había puesto en riesgo su propia vida por salvar
la de los infantes. Por qué esta exclusión, me pregunté. ¿Será acaso
por su condición de usuario de drogas? ¿Habrá otros como él? ¿Quiénes
son, qué hicieron? ¿Qué pensarán de esta marginación hacia ellos? Con
el paso de los días estas preguntas se hicieron insoportables, había
que darles respuesta. La urgencia estaba marcada por la profusa
evidencia que cotidianamente ofrecían medios y calle: si se hablaba de
héroes se mencionaba casi exclusivamente a uno solo, el de la pick up.
¡¿Dónde diablos quedaban los demás?! Así que un mes después de la
tragedia me enfilé a la Colonia Y Griega, grabadora en mano.
Las rúas del barrio me recibieron anchas y polvosas. Muchos árboles y
arbustos pero sobre todo mucha gente en la calle: las señoras hacen una
pausa en su camino a las tortillas y platican; niñas y niños juegan en
la avenida como si fuera el patio de su casa; los morros forman
sus bolitas en esquinas y banquetas. No veo computadoras ni teléfonos.
Me siento bien. No escucho el habitual ruido de carros y grandes
máquinas a no ser por el lejano rugir de los trailers que pasan por el
periférico sur, perímetro de este barrio. Luego camino en dirección a
una de esas bolitas en las banquetas y un aroma interesante llega a mi
nariz. Me acerco más y más pega… Huele bien.
arbustos pero sobre todo mucha gente en la calle: las señoras hacen una
pausa en su camino a las tortillas y platican; niñas y niños juegan en
la avenida como si fuera el patio de su casa; los morros forman
sus bolitas en esquinas y banquetas. No veo computadoras ni teléfonos.
Me siento bien. No escucho el habitual ruido de carros y grandes
máquinas a no ser por el lejano rugir de los trailers que pasan por el
periférico sur, perímetro de este barrio. Luego camino en dirección a
una de esas bolitas en las banquetas y un aroma interesante llega a mi
nariz. Me acerco más y más pega… Huele bien.
Mi llegada generó escepticismo entre los muchachos, pues prácticamente
nadie los había entrevistado en los días inmediatos al incendio y que
alguien llegara con esas intenciones 42 días más tarde les parecía
extraño, si no sospechoso. Pero vino la confianza y se hizo el diálogo.
Yo tenía interés por saber qué había pasado y qué sentían. A cambio
ellos tenían no ganas sino urgencias por hablar.
nadie los había entrevistado en los días inmediatos al incendio y que
alguien llegara con esas intenciones 42 días más tarde les parecía
extraño, si no sospechoso. Pero vino la confianza y se hizo el diálogo.
Yo tenía interés por saber qué había pasado y qué sentían. A cambio
ellos tenían no ganas sino urgencias por hablar.
El Pitufo es un compa alto, moreno y fornido. Lleva una barba de
candado, emite una tranquilidad envidiable y suele robar un pedazo a la
tarde para “hacer deporte”.
candado, emite una tranquilidad envidiable y suele robar un pedazo a la
tarde para “hacer deporte”.
Yo estaba aquí en la casa cuando empezó el incendio y vi un humaredón
pa’llá y me quedé viendo…. “¿qué será?”, dije yo. “Pos sabe”. Yo tenía
algo en la hornilla, me estaba guisando una comida. Y salí hasta allá
hasta afuera y me regresé y me dije: “algo me dice que vaya pa’llá,
algo me dice…”. Y me quedé viendo otra vez el humo y “sabes qué,
voy a apagar esta madre y me voy a ir pa’ llá”. Y cuando iba ahí en la
escuelita me grita una señora “¡Apúrate, apúrate! ¡Se están quemando
los niños, se están quemando los niños!”. Y sobre de ella. Precisamente
andaba en estos chores y en la tirahuesos blanca. Ya cuando llego me
paro y veo el desmadre de gente: cero policías, ni un bombero… y
aquellos (Cayetano, José y otros) sacando a los niños. Y volteo pa’
un lado y estaban los morritos a un lado de mí, estaban los morritos
todos pelados acá retorciéndose y yo “¡Ay güey!, ¿qué onda qué hago qué
hago?”. Y llega una patrulla, un pick up, y “¡Ahí, los niños ahí!”. Y
empiezo a agarrar a los niños y a subirlos; y cuando llego con el
primer niño la patrulla ya estaba llena. “¡No, a la otra a la otra!”.
Y yo me quedo con la niña en los brazos, la volteo a ver y la niña toda
llena de ceniza, de carbón los ojos… toda pelada. Y yo “¡En la madre,
no mames!”.
pa’llá y me quedé viendo…. “¿qué será?”, dije yo. “Pos sabe”. Yo tenía
algo en la hornilla, me estaba guisando una comida. Y salí hasta allá
hasta afuera y me regresé y me dije: “algo me dice que vaya pa’llá,
algo me dice…”. Y me quedé viendo otra vez el humo y “sabes qué,
voy a apagar esta madre y me voy a ir pa’ llá”. Y cuando iba ahí en la
escuelita me grita una señora “¡Apúrate, apúrate! ¡Se están quemando
los niños, se están quemando los niños!”. Y sobre de ella. Precisamente
andaba en estos chores y en la tirahuesos blanca. Ya cuando llego me
paro y veo el desmadre de gente: cero policías, ni un bombero… y
aquellos (Cayetano, José y otros) sacando a los niños. Y volteo pa’
un lado y estaban los morritos a un lado de mí, estaban los morritos
todos pelados acá retorciéndose y yo “¡Ay güey!, ¿qué onda qué hago qué
hago?”. Y llega una patrulla, un pick up, y “¡Ahí, los niños ahí!”. Y
empiezo a agarrar a los niños y a subirlos; y cuando llego con el
primer niño la patrulla ya estaba llena. “¡No, a la otra a la otra!”.
Y yo me quedo con la niña en los brazos, la volteo a ver y la niña toda
llena de ceniza, de carbón los ojos… toda pelada. Y yo “¡En la madre,
no mames!”.
Y en cuanto llegó la otra patrulla ¡pum! ¡pum! y ¡sobres! “¡otro! ¡otro!”
y ya salgo corriendo y ai’ viene un bombero con un niño todo pelado:
ojitos, cabeza, todo… Y se tira al suelo y le da respiración y no volvía…
y le pegaba al suelo el bato y nada el morrito. Y el bombero lo que
hace: se le queda viendo al morrito y se desmaya… y yo “¡¿Qué ondas con
este bato?!”.
y ya salgo corriendo y ai’ viene un bombero con un niño todo pelado:
ojitos, cabeza, todo… Y se tira al suelo y le da respiración y no volvía…
y le pegaba al suelo el bato y nada el morrito. Y el bombero lo que
hace: se le queda viendo al morrito y se desmaya… y yo “¡¿Qué ondas con
este bato?!”.
El Negro fue otro de los primeros en entrarle al rescate y también al
testimonio. 16 años, ojos luminosos, complexión delgada, cicatrices,
pelo a rape, “de aspecto cholo” diría cualquier periódico local:
testimonio. 16 años, ojos luminosos, complexión delgada, cicatrices,
pelo a rape, “de aspecto cholo” diría cualquier periódico local:
Ese día estábamos ahí en el arroyo, ahí no las llevamos en casa de una
morra. Ahí estábamos, íbamos a comprar unos tabacos ahí con doña Chelita
y de repente vimos un flamón que había tronado machín, o sea lo que es
un chingo de humo. Y nosotros pensamos que había sido la gasolinera y
salimos corriendo pa’llá.(…)
morra. Ahí estábamos, íbamos a comprar unos tabacos ahí con doña Chelita
y de repente vimos un flamón que había tronado machín, o sea lo que es
un chingo de humo. Y nosotros pensamos que había sido la gasolinera y
salimos corriendo pa’llá.(…)
Mira los que andábamos adentro fueron este bato (José), fui yo, el
Martín, el Chonte, el Pancho Güilo, quién más… Y había un chingo de
gente que no se animaba a entrar, dos tres batos grandes ya,
desesperados. Y neta, los policías estatales primero no dejaban entrar.
Y nosotros estábamos buscando por dónde entrar y un compa de aquí del
mismo barrio, el Daniel, tiró una refrigeración con la Cherokee y por
ahí tiraron al Cayetano, güey. Y sacó como a 6, 7 niños. Fueron los
primeros niños que sacaron, pero no se podía entrar.(…)
Martín, el Chonte, el Pancho Güilo, quién más… Y había un chingo de
gente que no se animaba a entrar, dos tres batos grandes ya,
desesperados. Y neta, los policías estatales primero no dejaban entrar.
Y nosotros estábamos buscando por dónde entrar y un compa de aquí del
mismo barrio, el Daniel, tiró una refrigeración con la Cherokee y por
ahí tiraron al Cayetano, güey. Y sacó como a 6, 7 niños. Fueron los
primeros niños que sacaron, pero no se podía entrar.(…)
Estábamos yo, este bato (Cayetano), el compa (Amedh) y un policía. Y la
raza: “¡por aquí vamos a entrar!” Y una muchacha de ahí de la guardería
nos ayudó a entrar. Y ella entró así sin nada, güey; nosotros con toalla,
un desmadre, ya bañados con agua. Y un escándalo machín. Y entramos pa’
dentro, en cuanto le pegué la patada a la puerta salió un chingo de
humo negro… ¿cómo quieres que no se hayan muerto los niños? ¡Es de a
huevo![1]
raza: “¡por aquí vamos a entrar!” Y una muchacha de ahí de la guardería
nos ayudó a entrar. Y ella entró así sin nada, güey; nosotros con toalla,
un desmadre, ya bañados con agua. Y un escándalo machín. Y entramos pa’
dentro, en cuanto le pegué la patada a la puerta salió un chingo de
humo negro… ¿cómo quieres que no se hayan muerto los niños? ¡Es de a
huevo![1]
Al pasar revista a los testimonios recogidos encontramos que el inicio
de los rescates en la guardería ABC está íntimamente ligado a policías
y bomberos, representantes de ese Estado que tiene el deber de
salvaguardar la integridad de sus ciudadanos. Sin embargo, la estrecha
relación de policías y bomberos con los rescates no tiene que ver con
actos de valentía y arrojo. Al contrario, mucho se habla de 1) la
ausencia de elementos policiacos y tragahumos; y 2) la nulidad de
ambos conforme fueron apareciendo.
de los rescates en la guardería ABC está íntimamente ligado a policías
y bomberos, representantes de ese Estado que tiene el deber de
salvaguardar la integridad de sus ciudadanos. Sin embargo, la estrecha
relación de policías y bomberos con los rescates no tiene que ver con
actos de valentía y arrojo. Al contrario, mucho se habla de 1) la
ausencia de elementos policiacos y tragahumos; y 2) la nulidad de
ambos conforme fueron apareciendo.
Mario es otro de los que arriesgaron cuero y pellejo. Rebasa los 30
años, todos vividos en el barrio, y es fácil advertir el respeto que le
guardan los compañeros.
años, todos vividos en el barrio, y es fácil advertir el respeto que le
guardan los compañeros.
Te voy a decir lo que pasó conmigo. Yo llegué aquí, dejé el carro y me
fui chicoteado sin parar. Llegué a la guardería y ya estaba acordonada
el área. Ahora no tengo niños ahí pero tuve una niña, hace rato. Y
llegué y me le metí a los chotas (policías). Los chotas me quisieron
agarrar y ¡fun! me les metí pa dentro, me metí por la puerta principal.
Cuando ya llegué adentro ¡en la madre, el humo estaba bien enchiloso!
Entonces no veía nada, te estrellabas con las cosas, te tropezabas. Y
agarrabas un niño, ibas y lo dejabas a la puerta y agarrabas otra vez
pa’ dentro. No sé cuantas veces lo hice, como unas 7, 8 veces conté,
como unos 8 niños.
fui chicoteado sin parar. Llegué a la guardería y ya estaba acordonada
el área. Ahora no tengo niños ahí pero tuve una niña, hace rato. Y
llegué y me le metí a los chotas (policías). Los chotas me quisieron
agarrar y ¡fun! me les metí pa dentro, me metí por la puerta principal.
Cuando ya llegué adentro ¡en la madre, el humo estaba bien enchiloso!
Entonces no veía nada, te estrellabas con las cosas, te tropezabas. Y
agarrabas un niño, ibas y lo dejabas a la puerta y agarrabas otra vez
pa’ dentro. No sé cuantas veces lo hice, como unas 7, 8 veces conté,
como unos 8 niños.
Entonces en la última ya me metí por los hoyos de los que hizo el carro
(el de Fran).Porque por la puerta principal ya no nos dejaban entrar
por ahí. Yo me les metí otra vez a los chotas, ya no se veía ni madre
ni madre y entonces fue cuando duré más tiempo adentro… Ya después
nos juntamos todos. Y ya caí agotado por el humo porque había durado
un chingo adentro. Y ai’ me quedé y un policía me dijo “¿Qué onda te
sientes mal?” Y me dio una botella con agua y me la eché pero en la
cara, no me la tomé, estaba bien agitado. Y ya me aliviané y fui a
buscar a mi doña, porque yo venía con mi doña.
(el de Fran).Porque por la puerta principal ya no nos dejaban entrar
por ahí. Yo me les metí otra vez a los chotas, ya no se veía ni madre
ni madre y entonces fue cuando duré más tiempo adentro… Ya después
nos juntamos todos. Y ya caí agotado por el humo porque había durado
un chingo adentro. Y ai’ me quedé y un policía me dijo “¿Qué onda te
sientes mal?” Y me dio una botella con agua y me la eché pero en la
cara, no me la tomé, estaba bien agitado. Y ya me aliviané y fui a
buscar a mi doña, porque yo venía con mi doña.
José es uno de los valientes con menor edad y menor estatura, pero con
una energía y un lance extraordinarios. Sus palabras son como él:
claras y fuertes.
una energía y un lance extraordinarios. Sus palabras son como él:
claras y fuertes.
O sea que los polis son los que estaban afuera, ellos sólo estaban
recibiendo a los niños, ellos son los que estaban saliendo en la tele,
ellos son a los que les tomaron las fotos. Pero quienes estábamos de
este lado de la barda, donde estaba el fuego, donde estaba lo bueno,
¿quiénes eran? ¡Esos no los conocen![2]
recibiendo a los niños, ellos son los que estaban saliendo en la tele,
ellos son a los que les tomaron las fotos. Pero quienes estábamos de
este lado de la barda, donde estaba el fuego, donde estaba lo bueno,
¿quiénes eran? ¡Esos no los conocen![2]
Hemos dado con bola: si no apareces en pantalla no existes. Si un lente
no registra tus acciones no estuviste y no estarás. Quedas fuera.
Visto así la pregunta llega sola: ¿qué papel jugaron los medios de
Hermosillo en todo este proceso? Examinemos el caso de la prensa escrita.
no registra tus acciones no estuviste y no estarás. Quedas fuera.
Visto así la pregunta llega sola: ¿qué papel jugaron los medios de
Hermosillo en todo este proceso? Examinemos el caso de la prensa escrita.
La edición del 6 de junio de El Imparcial, el diario de mayor
circulación en Sonora, dio un importante espacio al testimonio de dos
vecinos de la colonia Akiwiki, quienes“sin pensarlo dos veces” se
acercaron a ayudar.[3] Al día siguiente, la misma primera plana
incluyó la trascendental colaboración de Francisco López, El Fran,
quien “derribó muros con pick-up y salvó vidas”, como titularon la
nota.[4] Hasta aquí todo en orden: se reconoce la providencial
colaboración de vecinos, civiles, voluntarios. Sin embargo, en la misma
edición del domingo 7 de junio se perfila el rumbo de la cobertura
noticiosa que El Imparcial y el grueso si no todos los medios
de comunicación hermosillenses habrían de seguir.
circulación en Sonora, dio un importante espacio al testimonio de dos
vecinos de la colonia Akiwiki, quienes“sin pensarlo dos veces” se
acercaron a ayudar.[3] Al día siguiente, la misma primera plana
incluyó la trascendental colaboración de Francisco López, El Fran,
quien “derribó muros con pick-up y salvó vidas”, como titularon la
nota.[4] Hasta aquí todo en orden: se reconoce la providencial
colaboración de vecinos, civiles, voluntarios. Sin embargo, en la misma
edición del domingo 7 de junio se perfila el rumbo de la cobertura
noticiosa que El Imparcial y el grueso si no todos los medios
de comunicación hermosillenses habrían de seguir.
El diario de la familia Healy, como es natural, dio una amplia
cobertura a lo que ponderó como “el día más aciago en la historia de
Hermosillo”.[5] En ese tenor creó la sección titulada Luto en Sonora,
la cual incluyó ese domingo dos notas más relativas al “héroe desinteresado”
como calificó la reportera Alejandra Meza al Fran, quien “debido al
impacto resultó con hinchazón en un brazo, pero nada de consideración y
ayer ya se encontraba trabajando en su taller”.[6] De tal forma que
estamos ante tres notas dedicadas a un acto por demás notable,
celebrable, nadie lo discute, pero no el único ni muchísimo menos, como
lo empezaban a entender este y otros periódicos locales.
cobertura a lo que ponderó como “el día más aciago en la historia de
Hermosillo”.[5] En ese tenor creó la sección titulada Luto en Sonora,
la cual incluyó ese domingo dos notas más relativas al “héroe desinteresado”
como calificó la reportera Alejandra Meza al Fran, quien “debido al
impacto resultó con hinchazón en un brazo, pero nada de consideración y
ayer ya se encontraba trabajando en su taller”.[6] De tal forma que
estamos ante tres notas dedicadas a un acto por demás notable,
celebrable, nadie lo discute, pero no el único ni muchísimo menos, como
lo empezaban a entender este y otros periódicos locales.
Así fue que Dossier Político no quiso quedar fuera del homenaje y en su
primera plana del 8 de junio, dedicada al “viernes negro” hermosillense
, cabeceó: “Francisco Manuel Lopez evitó una tragedia mucho mayor… es
un héroe”. Páginas adentro, retomando una nota de El Universal, de la
Ciudad de México, se daba voz al testimonio de El Fran al tiempo que se
hacía notar: “Francisco Manuel, a quien han nombrado en el estado
“héroe” por su hazaña, trabaja en un taller de laminados y fue su padre
quien le dio aviso del incendio. El joven tiene la columna desviada e
inflamación en los músculos por los impactos que realizó con su
camioneta para salvar vidas”.[7]
primera plana del 8 de junio, dedicada al “viernes negro” hermosillense
, cabeceó: “Francisco Manuel Lopez evitó una tragedia mucho mayor… es
un héroe”. Páginas adentro, retomando una nota de El Universal, de la
Ciudad de México, se daba voz al testimonio de El Fran al tiempo que se
hacía notar: “Francisco Manuel, a quien han nombrado en el estado
“héroe” por su hazaña, trabaja en un taller de laminados y fue su padre
quien le dio aviso del incendio. El joven tiene la columna desviada e
inflamación en los músculos por los impactos que realizó con su
camioneta para salvar vidas”.[7]
De este modo la sociedad sonorense, mexicana y más allá se iba enterando
de la muy plausible intervención de este joven y de los efectos
negativos sobre su salud. Todavía no transcurría una semana del suceso
cuando López apareció en la primera plana de El Imparcial sosteniendo a
su hijo recién nacido (“¡su mejor recompensa!” festejaba el rotativo), y
también en la primera plana pero de Expreso, relatando lo difícil que
le suponía lidiar con “la fama”. “Ayer le hablaron periodistas de
Colombia, España, Italia, Francia y Estados Unidos”, destacó el
reportero Javier Quintero.[8]
de la muy plausible intervención de este joven y de los efectos
negativos sobre su salud. Todavía no transcurría una semana del suceso
cuando López apareció en la primera plana de El Imparcial sosteniendo a
su hijo recién nacido (“¡su mejor recompensa!” festejaba el rotativo), y
también en la primera plana pero de Expreso, relatando lo difícil que
le suponía lidiar con “la fama”. “Ayer le hablaron periodistas de
Colombia, España, Italia, Francia y Estados Unidos”, destacó el
reportero Javier Quintero.[8]
¿Pero dónde quedaban “los demás”, todos aquellos vecinos que habían
entrado una y otra vez con o sin boquetes de camioneta? La respuesta
la da el propio Expreso en su edición del 6 de junio en una pequeña
nota titulada “Héroes anónimos”: “También surgieron los héroes anónimos
que sin importarles su propia seguridad se lanzaron al fuego para
rescatar a los pequeños”.[9] Y en efecto, fueron y siguieron siendo
anónimos estos salvadores; ningún nombre aparecía en ese texto y mucho
menos se habló de los efectos que fuego y humo generaron en su salud.
entrado una y otra vez con o sin boquetes de camioneta? La respuesta
la da el propio Expreso en su edición del 6 de junio en una pequeña
nota titulada “Héroes anónimos”: “También surgieron los héroes anónimos
que sin importarles su propia seguridad se lanzaron al fuego para
rescatar a los pequeños”.[9] Y en efecto, fueron y siguieron siendo
anónimos estos salvadores; ningún nombre aparecía en ese texto y mucho
menos se habló de los efectos que fuego y humo generaron en su salud.
Esta breve mirada a los contenidos de la prensa local nos permite
vislumbrar el inicio de una campaña propagandística en favor del héroe
único, una tesis nunca enunciada como tal pero puesta en marcha
consciente o inconscientemente por los formadores de opinión pública
de esta ciudad. No olvidar, por otra parte, los posteriores
reconocimientos simbólicos pero sobre todo materiales que “el joven de
la camioneta” habría de recibir: la Cheyenne del año, cortesía del ex
gobernador sonorense Manlio Fabio Beltrones, la “enchulada” de la pick
up utilizada para abrir los hoyos en las paredes de la bodega-
guardería, la exención de pago por los servicios de parto, los sonoros
aplausos y otros gestos que la sociedad civil dedicaba a su persona y
a la camioneta misma cuando ambos aparecían en las multitudinarias y
numerosas marchas por la justicia, un reportaje en Discovery Channel y
en fin los mil y un espacios que los medios de comunicación
dedicaban a “El Héroe de Hermosillo”, incluido aquel corrido que un
buen hombre escribía y cantaba:
vislumbrar el inicio de una campaña propagandística en favor del héroe
único, una tesis nunca enunciada como tal pero puesta en marcha
consciente o inconscientemente por los formadores de opinión pública
de esta ciudad. No olvidar, por otra parte, los posteriores
reconocimientos simbólicos pero sobre todo materiales que “el joven de
la camioneta” habría de recibir: la Cheyenne del año, cortesía del ex
gobernador sonorense Manlio Fabio Beltrones, la “enchulada” de la pick
up utilizada para abrir los hoyos en las paredes de la bodega-
guardería, la exención de pago por los servicios de parto, los sonoros
aplausos y otros gestos que la sociedad civil dedicaba a su persona y
a la camioneta misma cuando ambos aparecían en las multitudinarias y
numerosas marchas por la justicia, un reportaje en Discovery Channel y
en fin los mil y un espacios que los medios de comunicación
dedicaban a “El Héroe de Hermosillo”, incluido aquel corrido que un
buen hombre escribía y cantaba:
Voy a brindar un corrido, a Manuel López y a Francisco, hombres de
mucho valor, así es el padre y el hijo, que han salvado muchos niños,
en el momento preciso.[10]
mucho valor, así es el padre y el hijo, que han salvado muchos niños,
en el momento preciso.[10]
Con todo esto y más que aquí no se ha dicho resulta fácil entender las
palabras de El Negro, por cierto primo hermano de El Fran:
palabras de El Negro, por cierto primo hermano de El Fran:
Ai’ en que mi abuela llegaban reporteros de Alemania, de Argentina, de
Uruguay… preguntando por mi primo porque ahí estaba el carro, ahí lo
vieron los primeros reporteros. Y lo querían tratar y yo le dije a mi
nana que todo bien, pero que la neta yo no quería tanto… ¿cómo se dice?
Tanto agradecimiento, pues. Es lo que es. Yo lo hice sin pensarlo.
No pensé en nada, ni en la fama ni en nada. Y wacha el morro: no era
pa’ que le hubieran dado tanto al morro ese pues. Es mi primo el morro
pero se me figura que está mal el gobierno al reconocerlo tanto,
¿sí o no Pitufo? (Pitufo: A huevo).
Uruguay… preguntando por mi primo porque ahí estaba el carro, ahí lo
vieron los primeros reporteros. Y lo querían tratar y yo le dije a mi
nana que todo bien, pero que la neta yo no quería tanto… ¿cómo se dice?
Tanto agradecimiento, pues. Es lo que es. Yo lo hice sin pensarlo.
No pensé en nada, ni en la fama ni en nada. Y wacha el morro: no era
pa’ que le hubieran dado tanto al morro ese pues. Es mi primo el morro
pero se me figura que está mal el gobierno al reconocerlo tanto,
¿sí o no Pitufo? (Pitufo: A huevo).
Porque la neta el morro sí le pegó en la madre al carro y ponle que se
haya lastimado la cintura y que le esté metiendo tanto chorizo (choro).
Pero esa ondeada de que agarraron el carro y lo mandaron arreglar,
quesque una forma de gratitud… ¿esa madre qué? ¿Por qué se tiene
que agradecer? Fueron héroes… ¡Fuimos héroes, la neta! ¡Por mas bichis
que anduviéramos fuimos héroes los que anduvimos adentro! y nos tiraron
a la mierda…
haya lastimado la cintura y que le esté metiendo tanto chorizo (choro).
Pero esa ondeada de que agarraron el carro y lo mandaron arreglar,
quesque una forma de gratitud… ¿esa madre qué? ¿Por qué se tiene
que agradecer? Fueron héroes… ¡Fuimos héroes, la neta! ¡Por mas bichis
que anduviéramos fuimos héroes los que anduvimos adentro! y nos tiraron
a la mierda…
Vuelve la voz de El Josecito, como cariñosamente lo llaman en el barrio:
Al carro chocado, al morro, porque estaban afuera. A esos sí los
reconocieron y la chingada. Y a la gente que una cámara los logró
grabar.Pero los que estaban adentro del incendio, que fuimos nosotros,
que sacamos los niños, ¿A esos qué, eh? Ni las gracias nos dieron…
reconocieron y la chingada. Y a la gente que una cámara los logró
grabar.Pero los que estaban adentro del incendio, que fuimos nosotros,
que sacamos los niños, ¿A esos qué, eh? Ni las gracias nos dieron…
-¿O sea que no han venido a decirles “gracias”?
Nada, ni las gracias nos dieron. “Los vagos” nomás dijeron y se acabó.
Los héroes del ABC son los desdeñados por la sociedad que viven y por
aquellas y aquellos que escriben la historia ya en libros ya en
periódicos. Cómo reconocerles un lugar en la memoria histórica si no
dan con el perfil requerido: no son políticos no son empresarios no son
filántropos y no son líderes sociales; no aparecen en la pantalla de
la televisión local y nacional, no son estrellas de reality shows y no
lo son porque no cantan y no bailan, y como van a salir en la tele si
están muy feos y las plazas para los freakys ya están ocupadas. Además
no tienen trabajo y si lo tienen no es digno de la sociedad que somos.
Son morenos son cenizos y llevan marcas en la piel: sean tatuajes o
cicatrices. En realidad dichas marcar encarnan estigmas pero no los
de la fe cristiana sino los que impone el buen gusto y la alta
cultura del hermosillense “moderno”.
aquellas y aquellos que escriben la historia ya en libros ya en
periódicos. Cómo reconocerles un lugar en la memoria histórica si no
dan con el perfil requerido: no son políticos no son empresarios no son
filántropos y no son líderes sociales; no aparecen en la pantalla de
la televisión local y nacional, no son estrellas de reality shows y no
lo son porque no cantan y no bailan, y como van a salir en la tele si
están muy feos y las plazas para los freakys ya están ocupadas. Además
no tienen trabajo y si lo tienen no es digno de la sociedad que somos.
Son morenos son cenizos y llevan marcas en la piel: sean tatuajes o
cicatrices. En realidad dichas marcar encarnan estigmas pero no los
de la fe cristiana sino los que impone el buen gusto y la alta
cultura del hermosillense “moderno”.
En 2010 tuvieron lugar los fastuosos y en muchos casos hipócritas
festejos por los centenarios que ese año se cumplían: el inicio de la
lucha de independencia en 1810 y el inicio de la gesta revolucionaria
en 1910. Por doquiera escuchamos encendidos discursos sobre las
míticas figuras de bronce que engalanan nuestra historia nacional y
regional. Y pienso yo que sin demérito de aquellos prohombres que
fundaron nuestra patria, no nos vendría mal bajar la mirada y el
aplauso para con los héroes de carne y hueso que tenemos a un lado.
Especialmente en oportunidades como las que fatídicamente nos ofreció,
y nos sigue ofreciendo, el 5 de junio de 2009 en esta ciudad de
Hermosillo.
festejos por los centenarios que ese año se cumplían: el inicio de la
lucha de independencia en 1810 y el inicio de la gesta revolucionaria
en 1910. Por doquiera escuchamos encendidos discursos sobre las
míticas figuras de bronce que engalanan nuestra historia nacional y
regional. Y pienso yo que sin demérito de aquellos prohombres que
fundaron nuestra patria, no nos vendría mal bajar la mirada y el
aplauso para con los héroes de carne y hueso que tenemos a un lado.
Especialmente en oportunidades como las que fatídicamente nos ofreció,
y nos sigue ofreciendo, el 5 de junio de 2009 en esta ciudad de
Hermosillo.
Hagamos como sugiere un par de historiadoras: tengamos un acercamiento
distinto a la gente común que nos rodea. Esa gente común que “irrumpe
sorpresivamente para trastocar los guiones”.[11]
distinto a la gente común que nos rodea. Esa gente común que “irrumpe
sorpresivamente para trastocar los guiones”.[11]
Trastoquemos nuestros guiones mentales.
Texto y Fotografías por Benjamín Alonso Rascón – kiktev@gmail.com